miércoles, 16 de noviembre de 2011

La elevacion de los ojos


En el momento de la consagración, el sacerdote, ministro del Mediador universal, tiene que elevar como Él los ojos al cielo con un ardiente deseo de unirse a la oblación de Cristo, siempre vivo y que no cesa de interceder por nosotros y de ofrecer consigo a su Padre a todos los miembros vivos de su Cuerpo Místico, particularmente  a los que sufren siguiendo su ejemplo. El padre Garrigou-Lagrange ha escrito cosas realmente conmovedoras sobre este particular. Se ve que tenia una devoción muy particular por la consagración: “Nunca se podría recomendar bastante a las almas interiores que tengan una gran devoción a la consagración, que es la esencia misma del Sacrificio de la Misa y el momento mas solemne de cada una de muestras jornadas”.

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