El cíngulo; las cuerdas con que fue atado Nuestro Señor Jesucristo en el huerto de los Olivos
Espiritualmente nos recuerda, según la oración que reza el sacerdote al ponérselo, la necesidad de luchar contra las bajas pasiones de la carne:
Ad Cingulum, dum se cingit:
Præcínge me, Dómine, cíngulo puritátis, et exstíngue in lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiæ et castitátis.
"Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la virtud de la continencia y de la castidad"
Ad Cingulum:
Præcínge me, Dómine, cíngulo fídei et virtúte castitátis lumbos meos, et exstíngue in eis humórem libídinis; ut júgiter máneat in me vigor totíus Castitátis
Del latín "cingulum", de "cingere", ceñir.
Cordón con que se ciñe el alba y se sujeta la estola cruzada sobre el pecho.
Simboliza: La castidad de Cristo, que el Sacerdote “in persona Christi” debe preservar.
El cíngulo se enumera entre las vestimentas de la Misa en el Misal Stowe, y esto muy posiblemente puede representar la práctica de la Iglesia Celta en el siglo VII. Parece probable, sin embargo, que en la Iglesia Celta, al igual que en la Iglesia Griega del presente, el cíngulo era usado sólo por obispos y sacerdotes; la túnica del diácono se dejaba suelta.
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