Este blog no tiene actualizaciones, y se lee hacia atrás, solo es una recopilación de distintas publicaciones de otros blog expertos en estos temas... las publicaciones no son mías... Y me atrevo a publicarlas para que conozcas la Bimilenaria tradición de la Iglesia.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Una suplica ardiente: Supplices

Supplices te rogamus, omnipotens Deus…


Estas ofrendas serán llevadas al altar de Dios por manos de su santo ángel. El ángel, el mensajero, es Nuestro Señor Jesucristo mismo, pues en la misa se convierte en el mensajero ante su Padre para que derrame su gracia sobre nosotros.

Desde que Nuestro Señor esta sobre el altar después de las palabras de la consagración, no puede sino orar por nosotros a su Padre para que nos conceda todas las bendiciones que necesitamos. Nuestro Señor no esta allí para si mismo. Él está en el Cielo; no viene a nuestros altares por su interés personal, sino por nosotros. Él es el gran orante, el que dirige nuestras suplicas a Dios para abrirnos las puertas del Cielo. Por consiguiente, tenemos que aprovechar su presencia ante nosotros y procurar asistir al Santo Sacrificio de la Misa, persuadidos de que recibimos muchas gracias, aun si no comulgamos, y con mayor razón si lo hacemos. Esta es la razón por que la Iglesia pide que asistamos al Santo Sacrificio de la Misa a lo menos todos los domingos.

En el tercer mandamiento de la Iglesia se pide a los fieles que asistan al Santo Sacrificio de la Misa una vez por semana obligatoriamente bajo pena de pecado grave. Nos podemos dar cuenta de que la Iglesia pide, bajo pena de pecado grave, acercarse a la comunión y al sacramento de la penitencia solo una vez al año y que es mucho más exigente para el sacrificio de la misa. Todos los cristianos tienen que asistir al Santo Sacrificio de la Misa una vez por semana para participar al sacrificio de Nuestro Señor, a su oblación, y ofrecer sus días, sus semanas y su vida a Nuestro Señor.

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