Un milagro que no puede Juan Pablo II y que sí alcanza S.S. Pio XII.
Es uno de estos episodios italianos-italianos, de la Italia católica profunda que sorprende siempre por su riquísima expresividad religiosa, catolicismo con vida y con escenas difícilmente parangonables en otros sitios que no sean Italia. En resumen, los hechos son estos:
Estamos en el 2005, poco tiempo después de la muerte del Papa Wojtyla. Una joven pareja que ya ha tenido dos niños, espera un tercero. Para la madre de treinta y un años, que es maestra, el embarazo se presenta difícil: tiene fuertes dolores y los médicos no logran inicialmente comprender el origen de sus molestias. Finalmente, después de muchos análisis y una biopsia, se le diagnostica un linfoma de Burkitt con síntomas de metástasis, tumor maligno del tejido linfático más bien agresivo, que frecuentemente aparece en los huesos mandibulares y se extiende a las vísceras del abdomen y la pelvis y al sistema nervioso central. La espera de la nueva vida que la mujer lleva en su seno se transforma en un drama. El marido de la mujer, conmocionado, se pone en oración encomendándose al recién desaparecido Juan Pablo II; comienza a rezar al Papa Wojtyla, para pedirle que interceda por su familia. Una noche, el hombre ve claramente en sueños a Juan Pablo II.
- “Aveva il volto serio. Mi disse: - ‘’Io non posso fare niente, dovete pregare quest’altro sacerdote…'’ Mi mostrò l’immagine di un prete smilzo, alto, magro. Io non lo riconobbi, non sapevo chi fosse”
- “Tenía el rostro serio. Me dijo: «Yo no puedo hacer nada, debéis rezar a este otro sacerdote...». Me mostro la imagen de un sacerdote delgado, alto, flaco. Yo no lo reconocí, no sabía quién era”.
El joven se despertó turbado y ansioso, pero sin poder identificar al sacerdote que le había indicado el Papa Wojtyla. Pocos días después de tener aquel sueño, estaba mirando distraído una revista y en una de las páginas encontró una fotografía del joven Eugenio Pacelli, el futuro Papa Pio XII. Inmediatamente le identificó con el sacerdote que Juan Pablo II le había enseñado en el sueño. Se puso en contacto con familiares y amigos y comenzaron una cadena de oración encomendando al Papa Pio XII la curación de su esposa, y la joven curó repentinamente.
El caso sale a la luz por la prensa, a través de Andrea Tornielli, casualmente dos días después que el Papa visitó la sinagoga de Roma.
A una mujer de treinta y un años, embarazada, se le diagnostica una enfermedad terminal en el año 2005. Esto ocurre en la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia. El marido de la mujer comienza a rezar al Papa Juan Pablo II, fallecido poco tiempo atrás, para pedirle que interceda por su familia.
Era el que había visto retratado en el sueño. Se pone en marcha una cadena de oración para pedir la intercesión de Pío XII. Y la mujer se sanó, después de los primeros tratamientos.
El caso fue tan impactante que los mismos médicos que atendían a la enferma abrieron un expediente por posible error en el diagnóstico. Pero las analíticas confirmaron que las pruebas realizadas eran absolutamente fiables y ciertas, asegurando el gravísmo diagnóstico del linfoma cancerígeno, a la vez que certificaban la desaparición total del tumor maligno.
El tumor desapareció, la mujer está bien, tuvo su tercer hijo, y volvió a su trabajo y escuela. Luego de dejar pasar un poco de tiempo, es ella quien se dirige al Vaticano para señalar su caso.
Una confirmación del vicario general de la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia, don Carmine Giudici: “Es todo cierto – ha declarado a Petrus-, la Santa Sede nos ha comunicado un milagro por intercesión de Pío XII”. El arzobispo Felice Cece ha decidido, por lo tanto, instituir en días el correspondiente Tribunal diocesano”.
El tumor desapareció, la mujer está bien, tuvo su tercer hijo, y volvió a su trabajo y escuela. Luego de dejar pasar un poco de tiempo, es ella quien se dirige al Vaticano para señalar su caso.
Una confirmación del vicario general de la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia, don Carmine Giudici: “Es todo cierto – ha declarado a Petrus-, la Santa Sede nos ha comunicado un milagro por intercesión de Pío XII”. El arzobispo Felice Cece ha decidido, por lo tanto, instituir en días el correspondiente Tribunal diocesano”.
Una confirmación del vicario general de la diócesis de Sorrento-Castellammare di Stabia, don Carmine Giudici: “Es todo cierto – ha declarado a Petrus -, la Santa Sede nos ha comunicado un milagro por intercesión de Pío XII. El arzobispo Felice Cece ha decidido, por lo tanto, instituir en días el correspondiente Tribunal diocesano”. Este tribunal será el que examine el caso para formular una primera sentencia. Si es positiva, los documentos pasarán a Roma, a la Congregación para las Causas de los Santos: aquí deberán ser estudiados primero por la Consulta médica, llamada a pronunciarse sobre la imposibilidad de explicar la curación. Si también los médicos que colaboran con la Santa Sede dicen sí, el caso de la madre sanada será discutido primero por los teólogos de la Congregación, luego por los cardenales y obispos. Sólo después de haber superado estos tres grados de juicio, el dossier sobre el presunto milagro llegará al escritorio de Benedicto XVI, que decidirá sobre el reconocimiento final. Entonces, y sólo entonces, el Papa Pacelli podrá ser beatificado.
Y esta es la historia. Estas cosas sirven para confirmar las fe de los creyentes y suscitar la fe en los hombres de buena voluntad; para los obtusos cerrados a la gracia, ofuscados en la negación de Dios, los milagros no surten efecto, al contrario: Se ensoberbecen más y se ratifican en su contumacia, protervos, ciegos que no quieren ver la luz.
¿Comentarios? !Oh! ¡Yes! Muchos, tantas ocurrencias que se me vienen a la cabeza y que les expongo en comentario de rebotica, de mesa de camilla, de sacristía, sin más teologías ni cientificismos ni averiguaciones canónicas, sólo a golpe de ocurrencia neta y viva como chispazos:
Primum: Que qué alegría que Pacelli quede por delante de Wojtyla, a tal señor tal honor y a cada uno lo suyo. Pero es que este particular me da tanto contento, tanto, que ustedes no se pueden imaginar.
Secundum: Que por qué será que lo que no puede Wojtyla sí lo puede Pacelli…
Primum: Que qué alegría que Pacelli quede por delante de Wojtyla, a tal señor tal honor y a cada uno lo suyo. Pero es que este particular me da tanto contento, tanto, que ustedes no se pueden imaginar.
Secundum: Que por qué será que lo que no puede Wojtyla sí lo puede Pacelli…
más en serio, decía, hay que entender los hechos recientes sobre los particulares tal y como los ha ido publicando, en estos últimos meses, el Vaticano, pues en el Vaticano no dan puntada sin hilo, y este admirable y sabroso milagro parece ser el hilo de:
- la vuelta a la luz de la causa de Pio XII
- el interés de la Santa Sede en publicar documentos y testimonios de la irrepochable y admirable actitud de Pio XII tocante a la shoah, probando (hasta dónde se puede) la falsedad de calumnias y campañas en su contra
- la declaración de “venerables", juntamente, de Pio XII Pacelli y Juan Pablo II Wojtyla
- el que este caso salga a la prensa y se publique por uno de los más estimados “vaticanistas” del momento, Andrea Tornelli (dos dias después de la visita de Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma, detalle también digno de tenerse en cuenta).
Porque parece ser que sea el mismísimo Benedicto XVI el que está marcando pautadamente, prudentemente, con todo tino “pastoral", esta justísima reactivacion de la causa de Pio XII, tan grande como Papa, tan santo como sacerdote.
Que este es otro detalle que quiero resaltar: SACERDOTE. Si ustedes no lo han advertido, es lo que le dice Juan Pablo II al joven, en el sueño: -"…debeis rezar a ESTE OTRO SACERDOTE…” ¿Me siguen ustedes? No dice “este otro Papa"; ni dice “este otro obispo"; sino que dice “…ESTE OTRO SACERDOTE”; es decir, que antes y por encima de todo, Juan Pablo II y Pio XII se reconocen y presentan, uno y otro, como SACERDOTES. Ni más ni menos.
- la vuelta a la luz de la causa de Pio XII
- el interés de la Santa Sede en publicar documentos y testimonios de la irrepochable y admirable actitud de Pio XII tocante a la shoah, probando (hasta dónde se puede) la falsedad de calumnias y campañas en su contra
- la declaración de “venerables", juntamente, de Pio XII Pacelli y Juan Pablo II Wojtyla
- el que este caso salga a la prensa y se publique por uno de los más estimados “vaticanistas” del momento, Andrea Tornelli (dos dias después de la visita de Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma, detalle también digno de tenerse en cuenta).
Porque parece ser que sea el mismísimo Benedicto XVI el que está marcando pautadamente, prudentemente, con todo tino “pastoral", esta justísima reactivacion de la causa de Pio XII, tan grande como Papa, tan santo como sacerdote.
Que este es otro detalle que quiero resaltar: SACERDOTE. Si ustedes no lo han advertido, es lo que le dice Juan Pablo II al joven, en el sueño: -"…debeis rezar a ESTE OTRO SACERDOTE…” ¿Me siguen ustedes? No dice “este otro Papa"; ni dice “este otro obispo"; sino que dice “…ESTE OTRO SACERDOTE”; es decir, que antes y por encima de todo, Juan Pablo II y Pio XII se reconocen y presentan, uno y otro, como SACERDOTES. Ni más ni menos.
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