Este blog no tiene actualizaciones, y se lee hacia atrás, solo es una recopilación de distintas publicaciones de otros blog expertos en estos temas... las publicaciones no son mías... Y me atrevo a publicarlas para que conozcas la Bimilenaria tradición de la Iglesia.

martes, 31 de mayo de 2011

Dios Consumador (Dogmas)

1.- La muerte, en el actual orden de salvación, es consecuencia punitiva del pecado.

El Concilio de Trento así lo afirma en su decreto sobre el pecado original, Dz. 788.
 Génesis 2:17, Romanos 5:12, 1Corintios 15:21.

2.-Todos los hombres, que vienen al mundo con pecado original, están sujetos a la ley de la muerte.

Definido en Denzinger 789.
 Hebreos 9:27, excepto algunas excepciones como Enoc y Elías, Hebreos 11:5, Génesis 5:24, 2Reyes 2:11, 1Corintios 15:51.

  
3.-Las almas de los justos que en el instante de la muerte se hallan libres de toda culpa y pena de pecado entran en el cielo.

El antiguo símbolo oriental y el símbolo apostólico en su redacción más reciente (siglo V), contienen la confesión: “Creo en la vida eterna”, Dz. 6 y 9. El Papa Benedicto XII declaró en la constitución dogmática Benedictus Deus, que las almas completamente purificadas entran en el cielo.
 Salmo 48:16, Salmo 72:26, Daniel 12:2, 2Macabeos 6:26, Sabiduría 3:1-9; 5:16ss., Mateo 25:10, Lucas 14:15ss, Mateo 5:8, 1Corintios 2:9, 2Corintios 12:4, Romanos 2:7, Romanos 8:18, Juan 3:16 y 36, 1Juan 3:2, Apocalipsis 7:9-17, etc.
 San Agustín (De Civ. Dei XXII 29s.).

4.- La felicidad del cielo dura por toda la eternidad.

Su Santidad Benedicto XII declaró: “Y una vez que haya comenzado en ellos esa visión intuitiva, cara a cara, y ese goce, subsistirán continuamente en ellos esa misma visión y ese mismo goce sin interrupción ni tedio de ninguna clase, y eso durará hasta el juicio final, y de este, indefinidamente, por toda la eternidad”, Dz. 530.
 Mateo 6:20, Lucas 12:33, Mateo 25:46, Mateo 19:29, Romanos 2:7, 1Corintios 9:25, 1Pedro 5:4, San Agustín (De Civ. Dei XII 13, 1 cf. X 30; XI 13).

5.-El grado de felicidad celestial es distinto en cada uno de los bienaventurados según la diversidad de sus méritos.

El Decretum pro Graecis del Concilio de Florencia, declara que las almas de los plenamente justos “intuyen claramente al Dios Trino y Uno, tal cual es, aunque unos con más perfección que otros según la diversidad de sus merecimientos”, Dz. 693, el Concilio de Trento lo confirma en el Dz. 842.
 Mateo 16:27, 1Corintios 3:8, 2Corintios 9:6, Juan 14:2, Tertuliano (Scorp. 6), San Agustín (In Ioh., tr. 67, 2), San Jerónimo (Adv. Iovin. II 18-34, S. Th. I 12, 6).

6.-Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal van al infierno.

A este dogma se oponen principalmente los ateos, agnósticos, materialistas, religiones orientales y Testigos de Jehová.
 El símbolo Quicumque confiesa: “Y los que obraron mal irán al fuego eterno”, Dz. 40, Benedicto XII declaró en la constitución dogmática Benedictus Deus: “Según la común ordenación de Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal, inmediatamente después de la muerte, bajan al infierno, donde son atormentadas con suplicios infernales”, Dz. 531, cf. 429, 464, 693, 835, 840.
 Daniel 12:2, Judit 16:20, Isaías 66:24, Sabiduría 4:19, Mateo 5:29, Marcos 9:43, Marcos 9:46ss., Mateo 8:12, Lucas 13:28, Hebreos 10:26-31, Apocalipsis 21:8, etc., San Ignacio de Antioquía (Eph. 16, 2), San Justino (Apol. II 9), Martyrium Polycarpi 2, 3, San Ireneo de Lyon (Adv. haer. IV 28, 2).

7.- Las penas del infierno duran toda la eternidad.

El capítulo Firmiter del Concilio IV de Letrán: “Aquellos {los réprobos} recibirán con el diablo suplicio eterno”, Dz. 429, cf. Dz. 40, 835, 840, un Sínodo de Constantinopla (543) reprobó la doctrina origenista de la apocatástis, Dz. 211.
 Daniel 12:2, Judit 16:21, Mateo 18:8; 25:41, Judas 7, Mateo 25:46, 2Tesalonicenses 1:9, Mateo 3:12, Marcos 9:42ss., San Ignacio de Antioquía (Eph. 16, 2), San Justino (Apol. II 9), Martyrium Polycarpi 2, 3, San Ireneo de Lyon (Adv. haer. IV 28, 2), Tertuliano (De poenit. 12), San Agustín (De Civ. Dei XXI 23; Ad Orosium 6, 7; Enchir. 112).

8.-Las almas de los justos que en el instante de la muerte están gravadas por pecados veniales o por penas temporales debidas por el pecado, van al purgatorio. (Existencia del Purgatorio).

La existencia del purgatorio la negaron primero los griegos ortodoxos, posteriormente todos los protestantes, a excepción de algunas ramas anglicanas.
 Los Concilios de Lyon y Florencia refutaron a los griegos orientales: “Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificadas después de la muerte con las penas del purgatorio”, Dz. 464, 693, cf. Dz. 456, 570., el Concilio de Trento lo confirmó refutando así a los reformadores: “purgatorium esse animasque ibi detentas fidelium suffragiis… iuvari”, Dz. 983.
 2Macabeos 12:42-46, Mateo 12:32, 1Corintios 3:10-15, Mateo 5:26, San Gregorio Magno (Dial. IV 39), San Cesareo de Arlés (Sermo 179), Tertuliano (De anima 58), San Cipriano (Ep. 55, 20), San Agustín (De Civ. Dei XXI 13; Enarr. in Ps. 37, 3, Enchir. 69).

  
9.-Al fin del mundo, Cristo, rodeado de majestad, vendrá de nuevo para juzgar a los hombres.

El símbolo apostólico confiesa: “Y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”. El símbolo niceno-constantinopolitano añade “cum gloria”, Dz. 86, 40, 54, 287, 429.
 Mateo 16:27, Lucas 9:26, Marcos 8:38, Mateo 24:30, Marcos 13:26, Lucas 21:27, Juan 6:39, , 1Tesalonicenses 4:15-17, Didahké 16, 8.

10.-Todos los muertos resucitarán con sus cuerpos en el último día.

El símbolo apostólico confiesa: “Creo… en la resurrección de la carne”. El símbolo Quicumque acentúa la universalidad de la resurrección: “Cuando venga el Señor, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos”, Denzinger 40.
 Isaías 26:19, Daniel 12:2, 2Macabeos 7:9ss; 14:46, Mateo 22:29, Lucas 14:14, Mateo 5:29, Juan 5:29, Juan 6:39, Juan 11:25, Hechos 4:1ss., 1Corintios 15:20-23, Filipenses 3:21, San Clemente Romano (Cor. 24-26), San Agustín (Enchir. 84-93).

11.-Los muertos resucitarán con el mismo (numéricamente) cuerpo que tuvieron en la tierra.

El capítulo Firmiter del Concilio IV de Letrán, declara: “Todos aquellos resucitarán con el propio cuerpo que ahora llevan”, Dz. 429, cf. Dz. 16, 40, 287, 347, 427, 464, 531.
 2Macabeos 7:11, 1Corintios 15:53, Seudo-Clemente (2Cor. 9:1-5), San Justino (Apol. I 18), San Epifanio (Haer. 64), San Jerónimo (Adv. Ioannem Hierosolymitanum).

12.-Cristo, después de su retorno, juzgará a todos los hombres.

Casi todos los símbolos de fe profesan que Cristo, al final de los siglos, “vendrá a juzgar a vivos y muertos”.
 Sabiduría 4:20; 5:24, Amós 5:18-20, Salmo 1:5, Proverbios 2:21, Isaías 66:15ss., Mateo 7:22, Mateo 16:27, Juan 5:22ss. y 27), Hechos 10:42, 1Pedro 4:5, 2Timoteo 4:1, Romanos 2:5-16, Filipenses 1:6, San Policarpo (Phil. 7, 1), Epístola de Bernabé 7, 2, San Justino (Apol. 1, 8), San Ireneo (Adv. haer. I 10, 1), San Agustín (De Civ. Dei XX)

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