…1.-El hijo de Dios se hizo hombre para redimir a los hombres.
El símbolo niceno-constantinopolitano profesa: “Qui propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis et incarnatus est”, Dz. 86.
Isaías 35:4, Mateo 1:21, Lucas 2:11, Lucas 19:10, 1Timoteo 1:15, Juan 3:17.
…2.-El hombre caído no podía redimirse a sí mismo.
El Concilio de Trento enseña que el hombre caído no podía liberarse de la muerte ni por naturaleza ni por la Ley mosaica; Dz. 793.
Romanos 3:23, San Agustín (Enarr. in Ps. 95, 5).
…3.-Cristo es legislador y juez de los hombres.
El Concilio de Trento definió contra el luteranismo: “Si quis dixerit, Christum Iesum a Deo hominibus datum fuisse ut redemptorem, cui fidant, non etiam ut legislatorem, cui oboediant, a.s.”, Dz 831.
El símbolo apostólico profesa: “Sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis, inde venturus es iudicare vivos et mortuos”.
Lucas 1:32, Juan 18:37, Mateo 22:21, Mateo 28:18, Apocalipsis 1:5, 19:16, Juan 5:22, Martyrium Policarpi 9:3, San Ireneo (Adv. Haer 1 10, 1), San Justino (Apol. 1 41, Dial. 73).
…4.- El Dios-Hombre Jesucristo es Sumo Sacerdote.
Así lo enseña el Concilio de Éfeso (431), junto con San Cirilo de Alejandría, Dz. 122.
El Concilio de Trento enseña: “Oportuit… sacerdotem alium secundum ordinem Melchisedech surgere, Dominum nostrum Iesum Christum”, Dz. 938.
Salmo 109:4, Mateo 22:42 ss., Hebreos 5, 6 y 10.
San Clemente Romano (Cor. 36, 1), San Ignacio de Antioquia (Philad. 9, 1), San Policarpo (Phil. 12, 2).
…5.-Cristo se inmoló a sí mismo en la cruz como verdadero y propio sacrificio.
El Concilio de Éfeso lo definió así, Dz. 122. El Concilio de Trento confirma esta doctrina: “Qui in ara crucis semel se ipsum cruente obtulit”, Dz. 938 y 951.
Hebreos 8:10, Juan 1:29, Efesios 5:2, 1Corintios 5:7.
Epístola de Bernabé 7:3, San Clemente de Alejandría (Paedagogus 1 5, 23 1), San Agustín (De civ. Dei X 20; De Trin. IV 14, 19).
…6.-Cristo nos rescató y reconcilió con Dios por medio del sacrificio de su muerte en la cruz.
El Concilio de Trento define: “Este Dios y Señor nuestro, Jesucristo, quiso ofrecerse a sí mismo a Dios Padre como sacrificio presentado sobre el ara de la cruz en su muerte, para conseguir para ellos (los hombres necesitados de redención), el eterno rescate”, Dz. 938.
Mateo 20:28, 1Timoteo 2:6, Romanos 3:24, Tito 2:14, Colosences 1:13, San Ireneo (Adv. Haer. V 14, 3).
…7.-Cristo mereció ante Dios recompensa por su pasión y muerte.
El Concilio de Trento enseña: “qui sua sanctissima passione.. nobis iustificationem meruit”, Dz. 7.
Filipenses 2:9, Hebreos 2:9. …8.-Después de su muerte, Cristo, con el alma separada del cuerpo, bajó al limbo de los justos.
El símbolo apostólico contiene el artículo “descendit ad inferos”, el símbolo Quicumque contiene el mismo artículo (Dz. 40). El Concilio IV de Letrán precisa: “Descendit ad inferos…sed descendit in anima”, Dz. 429.
Mateo 12:20, Juan 2:3, Hechos 2:24, Colosences 1:18, Salmo 15:10, Romanos 10:6 ss., San Ignacio de Antioquia (Magn. 9, 2), Tertuliano (De anima 7:55), San Hipólito (De Anticristo 26, 45), San Agustín (Ep. 164, 2, 3).
…9.-Al tercer día después de su muerte, Cristo resucitó glorioso de entre los muertos.
Todos los símbolos antiguos expresan esta verdad de la Fe. El Concilio XI de Toledo precisa “virtute propria sua”, Dz. 286.
Isaías 53:10, Mateo 12:40; 16:21; 17:22; 20:19, Juan 2:19, Mateo 28, Marcos 16, Hechos 4:33, Todos los Santos Padres de la Iglesia, por unanimidad dan testimonio de la Resurrección de Cristo, oponiéndose al materialismo pagano y al judaísmo.
…10.-Cristo subió en cuerpo y alma a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Todos los símbolos posteriores al símbolo apostólico confirman lo que dice éste: “Ascendit ad coelos, sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis”, El Capítulo Firmiter precisa: “Ascendit pariter in utroque”, Dz. 429.
Juan 6:63, Marcos 16:19, Hechos 1:9, Efesios 4:8 ss., Hebreos 4:14, 1Pedro 3:22.
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