Gaudium et Spes – Constitución sobre la Iglesia en el Mundo Moderno
El documento del Vaticano II, Gaudium et Spes, # 22:
“El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre.”
Una de las herejías más frecuentes de la secta del Vaticano II es la idea de que, por su encarnación, Cristo se unió con cada hombre. El Vaticano II habla de una unión entre Cristo y cada hombre como resultado de la encarnación misma. Juan Pablo II tomó la batuta de esta herejía y avanzó con ella a toda velocidad hasta su última consecuencia: la salvación universal.
Juan Pablo II, Redemptor Hominis (# 13), 4 de marzo de 1979:
“Cristo Señor ha indicado estos caminos sobre todo cuando —como enseña el Concilio— «mediante la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre» (Gaudium et Spes, 22).”[106]
Juan Pablo II, Redemptor Hominis (# 13):
“Se trata de «cada» hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este ministerio.”
Cubrimos más acerca de esta enseñanza de Juan Pablo II en la sección que trata de sus herejías. La idea de que Dios se ha unido a cada hombre en la encarnación es falsa y herética. No hay unión entre Cristo y cada hombre como resultado de la encarnación misma.
Todo en la Iglesia Católica se dirige a unir a la humanidad con Jesucristo. Esto se realiza mediante la fe y el bautismo. Si la unión entre toda la humanidad y Jesucristo ocurrió en la encarnación, entonces la Iglesia no tiene ningún valor y de hecho no tendría sentido de ser. Lo mismo habría que decir de la crucifixión, de la resurrección, de los siete sacramentos, etc., ya que todos ellos no tendrían importancia en la unión de la humanidad con Jesucristo según el Vaticano II y Juan Pablo II. En este sistema, la crucifixión de Cristo, por la cual el mundo fue realmente redimido y se le da la oportunidad para salvarse, se convierte, en cambio, en un simple signo de la unión entre Cristo y cada hombre ya que ella existe y ha existido desde la encarnación. La redención, entonces, no tiene valor salvífico. Se puede ver que con este sistema toda la doctrina católica es lanzada a la basura.
De hecho, esta doctrina del Vaticano II, que ha sido repetida y ampliada en innumerables ocasiones por Juan Pablo II, es en realidad peor que la doctrina herética de Martín Lutero. Lutero, si bien que era un hereje, al menos creía que para estar unido con Cristo había que tener fe en la Cruz de Jesucristo. Pero, según la doctrina del Vaticano II y la de Juan Pablo II, la fe en la Cruz de Jesucristo es superflua, ya que toda la humanidad ya se ha unido con Cristo «para siempre» (Juan Pablo II, Redemptor Hominis, 13). Esperamos que el lector pueda ver la increíble malicia que hay detrás de la constitución Gaudium et Spes # 22 del Vaticano II.
Citamos a continuación los dogmas católicos que ponen de manifiesto que la unión entre la humanidad pecadora y Cristo sólo proviene de la fe y del bautismo; no hay otra manera de que se perdone el pecado original.
El Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, sesión 11, 4 de febrero de 1442, «Cantate Domino»:
“Con respecto a los niños, ya que a menudo está presente el peligro de muerte, el único remedio disponible para ellos es el sacramento del bautismo por el cual ellos son arrebatados del dominio del diablo y adoptados como hijos de Dios.”
El Papa Pío XI, Quas Primas (# 15), 11 de diciembre de 1925: “Este reino se nos muestra en los Evangelios con tales caracteres, que los hombres, para entrar en él, deben prepararse haciendo penitencia y no pueden entrar sino por la fe y el bautismo, el cual, aunque sea un rito externo, significa y produce la regeneración interior.”
La unión con Cristo también se pierde por la separación de la Iglesia, algo que el Vaticano II no se molesta en mencionar.
El Papa León XIII, Satis Cognitum (# 5), 29 de junio de 1896: “Quien se separa de la Iglesia para unirse a una esposa adúltera, renuncia a las promesas hechas a la Iglesia. Quien abandona a la Iglesia de Cristo no logrará las recompensas de Cristo.”
Además de la herejía de la Gaudium et Spes # 22, hay una serie de otras dignas de mención. Gaudium et Spes menciona que el control de la natalidad es virtud.
El documento del Vaticano II, Gaudium et spes, # 51:
“El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en situaciones en las que el número de hijos, al menos por ciento tiempo, no puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad de vida tienen sus dificultades para mantenerse.”
El documento del Vaticano II, Gaudium et Spes, # 52:
“Los científicos, principalmente los biólogos, los médicos, los sociólogos y los psicólogos, pueden contribuir mucho al bien del matrimonio y de la familia y a la paz de las conciencias si se esfuerzan por aclarar más a fondo, con estudios convergentes, las diversas circunstancias favorables a la honesta ordenación de la procreación humana.”
El documento del Vaticano II, Gaudium et Spes, # 87:
“Porque, conforme al inalienable derecho del hombre al matrimonio y a la procreación, la decisión sobre el número de hijos depende del recto juicio de los padres, y de ningún modo puede someterse al criterio de la autoridad pública (…) Séale dado al hombre también conocimiento sabiamente cierto de los progresos científicos con el estudio de los métodos que pueden ayudar a los cónyuges en la determinación del número de hijos, métodos cuya seguridad haya sido bien comprobada y cuya concordancia con el orden moral esté demostrada.”
Aquí tenemos al Vaticano II enseñando que el control de la natalidad puede ser virtuoso y que las parejas pueden elegir el número de hijos que deben nacer. Esto es contrario a la ley natural. Dios es el autor de la vida. A ningún ser humano le está permitido atentar contra la voluntad de Dios para traer nueva vida al mundo mediante el control de la natalidad o la limitación de su familia. Nunca está permitido el control de la natalidad, independientemente si se realiza por medio de los llamados métodos «naturales» o artificiales. Para más información sobre este tema, ver la sección de este libro que trata sobre la Planificación Familiar Natural.
A continuación, debemos abordar la adoración del hombre por el Vaticano II.
El documento del Vaticano II, Gaudium et spes, # 26:
“Crece al mismo tiempo la conciencia de la excelsa dignidad de la persona humana, de su superioridad sobre las cosas y de sus derechos y deberes universales e inviolables.”
El documento del Vaticano II, Gaudium et spes, # 12:
“Creyentes y no creyentes están generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos.”
Esto es una blasfemia. Si todas las cosas sobre la tierra deben estar relacionadas al hombre como su centro y cima, esto significa que todo debe ser medido por la ley del hombre y no por la ley de Dios. Esto significa que para todas las intenciones y propósitos el hombre es en realidad Dios – todo debe estar relacionado con él. El hombre ha sido puesto en el lugar de Dios.
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