Este blog no tiene actualizaciones, y se lee hacia atrás, solo es una recopilación de distintas publicaciones de otros blog expertos en estos temas... las publicaciones no son mías... Y me atrevo a publicarlas para que conozcas la Bimilenaria tradición de la Iglesia.

viernes, 1 de abril de 2011

Lumen Gentium – Constitución "Dogmática" sobre la Iglesia

Lumen Gentium – Constitución "Dogmática" sobre la Iglesia

Lumen Gentium, la constitución del Vaticano II sobre la Iglesia, se volvió famosa – o más bien, célebre – por su enseñanza herética sobre la colegialidad.  Esta es la idea de que los obispos, en su conjunto, también poseen la suprema autoridad en la Iglesia Católica.

El documento del Vaticano II, Lumen Gentium # 22:
 “En cambio, el Cuerpo episcopal, que sucede al Colegio de los Apóstoles en el magisterio y en el régimen pastoral, más aún, en el que perdura continuamente el Cuerpo apostólico, junto con su Cabeza, el Romano Pontífice, y nunca sin esta Cabeza, es también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal…”

Vemos que la Lumen Gentium enseña explícitamente que el colegio de los obispos posee la suprema y plena potestad sobre la Iglesia universal.  Si esto fuese verdadero, significaría que Cristo no instituyó una sola cabeza en la Iglesia Católica en la persona de San Pedro, sino dos cabezas supremas, el colegio de los obispos y Pedro, lo que haría de la Iglesia un monstruo con dos cabezas.

--El Papa Bonifacio VIII, Unam sanctam, 18 de noviembre de 1302:
 “La Iglesia, pues que es una y única, tiene un solo cuerpo, una sola cabeza, no dos, como un monstruo…”

Sólo el Papa posee la suprema autoridad en la Iglesia.  Los obispos no.

--El Papa León XIII, Satis Cognitum (# 14), 29 de junio de 1896:
 “Quien ha establecido a Pedro como fundamento de la Iglesia, también «ha escogido doce de sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles» (Lc. 6,13).  Así, del mismo modo que la autoridad de Pedro es necesariamente permanente y perpetua en el Pontificado romano, también los obispos, en su calidad de sucesores de los apóstoles, son los herederos del poder ordinario de los apóstoles, de tal suerte que el orden episcopal forma necesariamente parte de la constitución íntima de la Iglesia. Y aunque la autoridad de los obispos no sea ni plena, ni universal, ni soberana, no debe mirárselos como a simples vicarios de los Pontífices romanos, pues poseen una autoridad que les es propia, y llevan en toda verdad el nombre de Prelados ordinarios de los pueblos que gobiernan.”

--El Papa León XIII, Satis Cognitum (# 15):
 “Pero la autoridad del Pontífice es soberana, universal y del todo independiente; la de los obispos está limitada de una manera precisa y no es plenamente independiente.”

El Vaticano II enseña que los católicos adoran al mismo Dios que los musulmanes

Además de la herejía de colegialidad, hay otras en la Lumen Gentium que no se pueden pasar por alto. Quizás el más chocante se encuentra en Lumen Gentium 16.

El documento del Vaticano II, Lumen Gentium # 16:
 “Pero el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar LOS MUSULMANES, que, confesando adherirse a la fe de Abraham, ADORAN CON NOSOTROS A UN DIOS ÚNICO, MISERICORDIOSO, QUE JUZGARÁ A LOS HOMBRES EN EL DÍA POSTRERO.”

¡Esta es una blasfemia increíble!  Los católicos adoran a Jesucristo y a la Santísima Trinidad; ¡los musulmanes no!

Hasta un niño entiende que no tenemos al mismo Dios.

--El Papa Gregorio XVI, Summo Iugiter Studio (# 6), 27 de mayo de 1832:
 “Por lo tanto, deben instruirlos en la verdadera adoración de Dios, que es única para la religión católica.”

San Gregorio I Magno
--El Papa San Gregorio Magno: “La sacrosanta Iglesia universal enseña que no es posible adorar a Dios verdaderamente excepto en ella…”

Algunos intentan defender esta horrible herejía del Vaticano II afirmando que los musulmanes reconocen y adoran a un único Dios todopoderoso.  Ellos argumentan de la siguiente manera: Hay un solo Dios.  Y puesto que los musulmanes adoran al único Dios todopoderoso – no a muchas deidades, como los politeístas – ellos adoran al mismo Dios todopoderoso que los católicos.

Si fuera cierto que los musulmanes adoran al mismo Dios, porque ellos adoran al mismo único Dios todopoderoso que los católicos, entonces todo aquel que profese adorar a un único Dios todopoderoso, adora al único verdadero Dios junto con los católicos.  Y sean se acabó.  Eso significaría que aquellos que adoran a Lucifer como el único verdadero Dios todopoderoso, ¡adoran al mismo Dios que los católicos!  Pero esto es claramente absurdo.  Esto bastaría para demostrar a cualquiera que el Vaticano II es herético.  ¡Los que rechazan a la Santísima Trinidad no adoran al mismo Dios que los que adoran a la Santísima Trinidad!

Claramente es una negación de la Santísima Trinidad afirmar que los musulmanes adoran al Dios verdadero sin adorar a la Trinidad.  En segundo lugar, y peor aún cuando se considera con cuidado, está la sorprendente afirmación que los musulmanes ¡adoran al único Dios misericordioso que juzgará a los hombres el último día!  Esta es una herejía increíble.  Los musulmanes no adoran a Jesucristo, quien es y será el supremo juez de la humanidad en el último día. Por lo tanto, ¡ellos no adoran al Dios que juzgará a la humanidad en el día final!  Decir que los musulmanes adoran al Dios que juzgará a la humanidad el día final, como lo hace el Vaticano II en la Lumen Gentium 16, es negar que Jesucristo juzgará a la humanidad en el último día.

San Damaso I
--El Papa San Dámaso I, Concilio de Roma, canon 15:
 “Si alguno no dijere que ÉL [CRISTO] (…) EL CUAL HA DE VENIR A JUZGAR A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS, ES HEREJE.”

Además de esta asombrosa herejía, en Lumen Gentium 16 encontramos otra prominente herejía.

El Vaticano II enseña que se puede ser ateo sin culpa propia

El documento del Vaticano II, Lumen Gentium # 16:
 “Y la divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios.”

El Vaticano II enseña aquí que hay algunas personas que, SIN CULPA PROPIA, no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios.  En otras palabras, hay personas que, sin culpa propia, no creen en Dios (es decir, son ateos). Esto es herejía.

En la Sagrada Escritura se enseña infaliblemente que toda persona que alcanza la edad de la razón puede conocer con certeza que hay un Dios.  Ellos saben esto por las cosas que han sido creadas: los árboles, la hierba, el sol, la luna, las estrellas, etc. Todo aquél que es ateo (que cree que Dios no existe), no tiene excusa.  La ley natural lo condena.  Esta es una verdad revelada en la Sagrada Escritura.
Romanos 1,19-21: “Puesto que lo que se puede conocer de Dios, les es manifiesto a ellos. Porque Dios se lo manifestó. Porque las cosas de él invisibles, se ven después de la creación del mundo, considerándolas por las obras criadas; aun su virtud eterna, y su divinidad: DE MODO QUE SON INEXCUSABLES.”

San Pablo enseña que los ateos son inexcusables, porque la creación de Dios demuestra su existencia.  El Vaticano II, por el contrario, enseña que los ateos pueden ser excusados.  Esto nos lleva a preguntar: «¿Cuál Biblia usó el Vaticano II?» Debe haber sido la edición satánica revisada. La declaración del Vaticano II sobre los que no reconocen a Dios no solo es condenada por San Pablo, sino también por el Concilio Vaticano I.  El Vaticano I definió dogmáticamente el principio establecido en Romanos 1 – el cual contradice directamente la enseñanza del Vaticano II.

--El Papa Pío IX, El Primero Concilio Vaticano, sesión 3, Sobre la revelación, canon 1:
 “Si alguno dijere que Dios, uno y verdadero, nuestro creador y Señor, no puede ser conocido con certeza a partir de las cosas que han sido hechas, con la luz natural de la razón humana: sea anatema.”

--El Papa Pío IX, El Primer Concilio Vaticano, sesión 3, Sobre Dios creador de todas las cosas, can. 1: “Si alguno negare al único Dios verdadero, creador y señor de las cosas visibles e invisibles: sea anatema.”

El Vaticano II cae directamente bajo estos anatemas por sus enseñanzas heréticas citadas arriba.

El Vaticano II enseña que la Iglesia está unida con los que no aceptan la fe o el Papado

En Lumen Gentium 15, el Vaticano II enseña la herejía al pronunciarse sobre los que están unidos con la Iglesia. Si uno tuviera que resumir las características de la unidad de la Iglesia Católica, habría que decir que están unidos a la Iglesia los bautizados que aceptan la fe católica en su totalidad y permanecen bajo el factor de unificación del Papado.  Dicho de otra manera: las personas que sin duda no están en unión con la Iglesia Católica son los que no aceptan en su totalidad la fe católica y el Papado. ¡Pero el Vaticano II enumero los dos criterios de unidad y enseña todo lo contrario!

El documento del Vaticano II, Lumen Gentium # 15:
 “La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no guardan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro.”

El Vaticano II dice que la Iglesia está unida con aquellos que no aceptan la fe y el Papado. Esto es totalmente herético. Es lo opuesto a lo enseñado por la Iglesia. Como veremos a continuación, es un dogma que quienes rechazan el Papado, o cualquier parte de la fe, no están unidos a la Iglesia Católica.

--El Papa Pío IX, Amantissimus (# 3), 8 de abril de 1862:
 “Hay otras pruebas, casi incontables, extraídas de los testigos más confiables que clara y abiertamente testifican con gran fe, exactitud, respeto y obediencia que todos los que quieren pertenecer a la verdadera y única Iglesia de Cristo deben honrar y obedecer a esta Sede Apostólica y al Romano Pontífice.”

Pio VI
--El Papa Pío VI, Charitas (# 32), 13 de abril de 1791:
 “Por último, una palabra permanece junto a Nos. Porque nadie puede estar en la Iglesia de Cristo sin estar unido con su cabeza visible y fundada en la Sede de Pedro.”

--El Papa León XIII, Satis Cognitum (# 9), 29 de junio de 1896: “Tal ha sido constantemente la costumbre de la Iglesia, apoyada por el juicio unánime de los Santos Padres, QUE SIEMPRE HAN MIRADO COMO EXCLUIDO DE LA COMUNIÓN CATÓLICA Y FUERA DE LA IGLESIA A CUALQUIERA QUE SE SEPARE EN LO MÁS MÍNIMO DE LA DOCTRINA ENSEÑADA POR EL MAGISTERIO AUTÉNTICO.”

El Vaticano II también enseña que los herejes honran la Sagrada Escritura con verdadero celo religioso.

El documento del Vaticano II, Lumen Gentium # 15, hablando de no católicos:
 “Pues hay muchos que honran la Sagrada Escritura como norma de fe y vida, muestran un sincero celo religioso (…) están sellados con el bautismo (…) y además aceptan y reciben otros sacramentos en sus propias Iglesias o comunidades eclesiásticas.”

La Iglesia Católica enseña que los herejes repudian la Palabra de Dios tradicional.

--El Papa Gregorio XVI, Inter Praecipuas (# 2), 8 de mayo de 1844: “En efecto, vosotros sabéis que desde los primeros siglos llamados cristianos, el peculiar artificio de los herejes ha sido que, al repudiar la Palabra de Dios tradicional y rechazar la autoridad de la Iglesia Católica, ellos falsifican las escrituras manipulándolas, o alteran la explicación del significado.”

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