Se empezó a discutir por fin el primer esquema doctrinal, a partir del 24 de Noviembre: la constitución "Sobre las fuentes de la Revelación". El clan liberal se movilizo: para ellos se trataba de negar a la Tradición divina toda existencia independiente de la Sagrada Escritura, a fin de establecer la primacía de la Biblia en un sentido ecuménico. La tormenta causo estragos entre 30 "romanos" y 40 liberales, que se sucedieron durante cinco congregaciones generales.
La presidencia resolvió someter al voto de los Padres la suspensión del debate sobre este esquema. El 62% de los sufragios la pidieron. No se había alcanzado la mayoría de los dos tercios requerida. No obstante, Juan XXIII, cediendo a las instancias de los Cardenales BEA y LEGER, decido, pese al reglamento que el mismo había establecido, someter a revisión el esquema según "una orientación pastoral y ecuménica" Esta decisión anunciaba el fin que tendrían los otros tres esquemas dogmáticos.
Otro campo de batalla para el Coetus fue el del esquema sobre "La Revelación Divina", que había reemplazado el texto preparatorio "Sobre las Fuentes de la Revelación". El error protestante renacía en el Concilio bajo una forma atenuada, que tendía a reducir las Tradición divina oral a un mero papel de interpretación de las Sagradas Escrituras y dependiente de ella.
Por esa razón, en la primavera de 1964, se propuso por escrito una enmienda en la que se afirmaba que "la Tradición es mas amplia que la Escritura" con el fin -decían- de que el Concilio no diera la impresión de que excluía "la posibilidad de encontrar en la Tradición verdades que no estuvieran contenidas en la Escritura al menos de forma implícita"
Esta enmienda no fue aceptada. Curiosamente, la lucha del Coetus se limito a defender la inerrancia (ausencia de error) de las Escrituras y dejo de lado la inmutabilidad de la Tradición divina.
La Tradición "Progresa en la Iglesia" diría Dei Verbum; el error postconciliar de la Tradición "viva" y evolutiva encontraría ahí su fundamento. Sin embargo, los Padres del Coetus tuvieron el merito de cuestionar al Secretariado sobre la autoridad del texto sujeto a votación. El 15 de noviembre, Monsenor Felici recordó la nota que había redactado la Comisión Teológica el 3 de marzo de 1964: solo se consideraría definido lo que fuera declarado como tal; para todo lo demás, la autoridad de un texto dependía de su genero.
Notificación capital: No habiendo definido nada como tal, el Concilio Vaticano II no seria, por si mismo, infalible.
Ahora bien, los Padres del Coetus estaban preocupados ante todo por su lucha contra la libertad religiosa.
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