Este blog no tiene actualizaciones, y se lee hacia atrás, solo es una recopilación de distintas publicaciones de otros blog expertos en estos temas... las publicaciones no son mías... Y me atrevo a publicarlas para que conozcas la Bimilenaria tradición de la Iglesia.

viernes, 1 de abril de 2011

Sacrosanctum Concilium – Constitución sobre la Liturgia Sagrada

Sacrosanctum Concilium – Constitución sobre la Liturgia Sagrada

Sacrosanctum Concilium fue la constitución del Vaticano II sobre la sagrada liturgia. Fue la responsable de los increíbles cambios en la Misa y en los sacramentos después del Vaticano II.

Estos increíbles cambios son analizados con mayor detalle en la siguiente sección de este libro titulada "La Revolución Litúrgica". Lo que comenzó con la Sacrosanctum Concilium, Pablo VI lo terminó al suprimir la Misa latina tradicional reemplazándola por un servicio protestante inválido que se conoce como la Nueva Misa o el Novus Ordo Missae (el Nuevo Orden de la Misa). La «Nueva Misa» por sí sola ha sido la responsable de la salida de millones de personas de la Iglesia Católica.

Pablo VI cambió también los ritos de todos los siete sacramentos de la Iglesia, haciendo graves modificaciones y posiblemente invalidando los sacramentos de la extremaunción, la confirmación y el orden sagrado. Pero todo ello comenzó con la constitución del Vaticano II, Sacrosanctum Concilium.

Las intenciones revolucionarias del Vaticano II son claras en Sacrosanctum Concilium.

Sacrosanctum Concilium #63b: “Las competentes autoridades eclesiásticas territoriales, de que se habla en el artículo 22, párrafo 2, de esta Constitución, preparen cuanto antes, de acuerdo con la nueva edición del Ritual romano, rituales particulares acomodados a las necesidades de cada región; también en cuanto a la lengua.”

Sacrosanctum Concilium #66: “Revísense ambos ritos del bautismo de adultos, tanto el simple como el solemne, teniendo en cuanta la restauración del catecumenado.”

Sacrosanctum Concilium #67: “Revísese el rito del bautismo de los niños y adáptese realmente a su condición.”

Sacrosanctum Concilium #71: “Revísese también el rito de la confirmación.”

Sacrosanctum Concilium #72: “Revísese el rito y las fórmulas de la penitencia de manera que expresen más claramente la naturaleza y efecto del sacramento.”

Sacrosanctum Concilium #76: “Revísense los ritos de las ordenaciones, tanto en lo referente a las ceremonias como a los textos.”

Sacrosanctum Concilium #77: “Revísese y enriquézcase el rito de la celebración del matrimonio que se encuentra en el Ritual romano, de modo que se exprese la gracia del sacramento (…) con mayor claridad.”

Sacrosanctum Concilium #79: “Revísense los sacramentales (…) y atendiendo a las necesidades de nuestros tiempos.”

Sacrosanctum Concilium #80: “Revísese el rito de la consagración de Vírgenes que forma parte del Pontifical romano.”

Sacrosanctum Concilium #82: “Revísese el rito de la sepultura de niños, dotándolo de una Misa propia.”

Sacrosanctum Concilium #89d: “Suprímase la Hora de Prima.”

Sacrosanctum Concilium #93: “Restitúyase a los himnos (…) la forma primitiva, quitando o cambiando lo que tiene sabor mitológico o es menos conforme a la piedad cristiana.”

Sacrosanctum Concilium #107: “Revísese al año litúrgico.”

Sacrosanctum Concilium #128: “REVÍSENSE CUANTO ANTES, junto con los libros litúrgicos, (…) los cánones y prescripciones eclesiásticas que se refieren a la disposición de las cosas externas del culto sagrado.”

Sí, el diablo no podía esperar para destruir el valioso patrimonio litúrgico de la Iglesia Católica por medio de los herejes en el Vaticano II. Su objetivo era dejar el mínimo de remanente de tradición que podía. Y, como veremos en el siguiente documento, eso es exactamente lo que hizo.

En Sacrosanctum Concilium #37 y #40.1, el Concilio cae en herejía contra la enseñanza del Papa Pío X en la Pascendi sobre el modernismo.

Sacrosanctum Concilium #37: “… (la Iglesia) respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos (…) y aun a veces lo acepta en la misma Liturgia, con tal que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico.”

Por favor, tenga en consideración: el Vaticano II está permitiendo introducir las costumbres de los distintos pueblos en el culto litúrgico.

Sacrosanctum Concilium #40.1: “La competente autoridad eclesiástica territorial (…) considerará con solicitud y prudencia los elementos que se pueden tomar de las tradiciones y genio de cada pueblo para incorporarlos al culto divino. Las adaptaciones que se consideren útiles o necesarias se propondrán a la Sede Apostólica para introducirlas con su consentimiento.”

Advierta nuevamente que el Vaticano II está permitiendo que las costumbres y tradiciones de los distintos pueblos sean incorporadas en la liturgia.

Lo que el Vaticano II enseña arriba (y que ha sido implementado en toda la Iglesia del Vaticano II en las décadas que siguieron a su promulgación) ¡es exactamente lo que el Papa Pío X condenó solemnemente en la Pascendi contra el culto modernista!

 
Papa Pío X, Pascendi Dominici Gregis, # 26, 8 de septiembre de 1907, Sobre el culto de los modernistas: “EN LA EVOLUCIÓN DEL CULTO, EL FACTOR PRINCIPAL ES LA NECESIDAD DE ACOMODARSE A LAS COSTUMBRES Y TRADICIONES POPULARES; y también, la de disfrutar el valor que ciertos actos han recibido de la costumbre.”

¡La enseñanza del Vaticano II fue condenada, palabra por palabra por el Papa Pío X en 1907!

En Sacrosanctum Concilium #34 y #50, el Vaticano II contradice nuevamente, palabra por palabra, una constitución dogmática de la Iglesia.

Sacrosanctum Concilium # 34: “Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tener necesidad de muchas explicaciones.”

Sacrosanctum Concilium # 50: “Simplifíquense los ritos, conservando con cuidado la sustancia; suprímanse aquellas cosas menos útiles que, con el correr del tiempo, se han duplicado o añadido; restablézcanse, en cambio (…) algunas cosas que han desaparecido con el tiempo, según se estime conveniente o necesario.”

¡El Papa Pío VI condenó explícitamente la idea de que los ritos tradicionales de la liturgia de la Iglesia deban ser simplificados en su constitución dogmática Auctorem fidei!

Papa Pío VI, Auctorem fidei, 28 de agosto de 1794, # 33:
“La proposición del Sínodo en la que manifiesta su deseo de que se quiten las causas por las que en parte se introdujo el olvido de los principios pertenecientes al orden de la liturgia, 'reduciendo está (liturgia) a mayor sencillez de ritos, diciéndola en lengua vulgar, y profiriéndola en voz alta…'” – sea Condenada como temeraria, ofensiva a los piadosos oídos, contumeliosa a la Iglesia, y que favorece a las injurias que profieren los herejes contra ella.

Sacrosantum concilium también hace un llamado a cambiar el rito de cada sacramento, además de incentivar la libre expresión corporal en la liturgia (# 30):

Sacrosantum concilium # 30:
“Para promover la participación activa se fomentarán las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales.”

También hace un llamado a una «adaptación profunda» de la liturgia (# 40):

Sacrosantum concilium # 40:
“Sin embargo, en ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más profunda de la Liturgia.”

Estos pasajes del Vaticano II pueden formar parte de la razón de por qué las iglesias modernas del Vaticano II realizan con frecuencia «Misas» en que hay bandas de polca, guitarras eléctricas, globos, tambores, ceremonias indígenas, bailarinas en topless y música rock. También se pueden encontrar «sacerdotes» celebrando esas «Misas» vestidos de cualquier manera, desde camisetas de futbol hasta trajes de payaso. Sí, el «espíritu del Vaticano II» ha trastornado a las iglesias de hoy en día de la secta del Vaticano II. Sin embargo, los verdaderos católicos que han mantenido su resistencia a la apostasía del Vaticano II pueden recordar el hecho de que el Papa Gregorio X en el Segundo Concilio de Lyon, y el Papa Clemente V, en el Concilio de Vienne, ¡condenaron autoritativamente tales abominaciones!


Papa Gregorio X, Segundo Concilio de Lyon, 1274, constitución 25:
“A las iglesias, por tanto, se deberá entrar con humildad y devoción; el comportamiento dentro debe ser calmo, agradable a Dios, llevando la paz a los demás, una fuente de instrucción y de frescura mental (…) En las iglesias las solemnidades sagradas deben dominar el corazón y la mente; se debe prestar la máxima atención a la oración. Por lo tanto, donde es apropiado para ofrecer deseos celestiales de paz y tranquilidad, para que nadie se levante a rebelión, provoque estruendo o sea culpable de violencia (…) Debe evitarse lo vano, y más aún el mal hablar y el lenguaje profano; la conversación debe cesar en todas sus formas. Todo lo que, en suma, pueda perturbar el culto divino u ofender los ojos de la divina majestad debe estar absolutamente ajeno en las iglesias, para que donde se debe pedir perdón por vuestros pecados, no sea ocasión de pecado o se pueda encontrar ocasión de pecado (…) Aquellos que desafíen imprudentemente estas prohibiciones (…) han de temer la severidad de la venganza divina y la nuestra, hasta que hayan confesado su culpa y tengan el firme propósito de evitar dichas conductas en el futuro.”

Papa Clemente V, Concilio de Vienne, decreto # 22, 1311-1312: “Hay algunos, tanto clérigos y laicos, especialmente en las vigilias de ciertas fiestas cuando deberían estar en la iglesia perseverando en la oración, que no tienen medio de celebrar bailes licenciosos en los cementerios de la iglesias y en ocasiones cantan baladas y cometen muchos excesos. De esto a veces se sigue la violación de las iglesias, la conducta vergonzosa y diversos crímenes; y el oficio litúrgico es muy perturbado, hasta la ofensa de la divina majestad y el escándalo de los pueblos vecinos.”

Por último, no queriendo dejar nada sin tocar, la Sacrosanctum Concilium se aseguró de invitar a las tradiciones de música pagana a los actos de culto católicos (#119):

Sacrosanctum Conciliun # 119:
“Como en ciertas regiones, principalmente en las misiones, hay pueblos con tradición musical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, otórguese a esta música la debida estima y el lugar correspondiente no sólo al formar su sentido religioso, sino también al acomodar el culto a su idiosincrasia. Por esta razón, en la formación musical de los misioneros procúrese cuidadosamente que, dentro de lo posible, puedan promover la música tradicional de su pueblo, tanto en las escuelas como en las acciones sagradas.”

Afortunadamente, el Papa Pío XII y el Concilio de Trento ya habían condenado cualquier inserción de tradición musical profana en las iglesias.

Papa Pío IV, Concilio de Trento, sesión 22, decreto sobre las cosas que deben ser observadas y evitadas en la misa: “Y deben mantener fuera de sus iglesias el tipo de música en que se introducen elementos autóctonos y sugestivos en el órgano y el canto, y lo mismo de todas las actividades mundanas, conversaciones vacías y profanas, caminatas, ruidos y gritos, para que la casa de Dios pueda verdaderamente ser llamada así sea vista como casa de oración…”

Papa Pío XII, Musicae sacrae, # 42, 25 de diciembre de 1955: “[Sobre la música litúrgica] Debe ser santa. No debe permitirse dentro de ella nada que tenga sabor profano, ni permitirse cosa parecida en las melodías en que ella se expresa.”

¿Hay alguna duda de que el Vaticano II trató de producir una nueva liturgia apóstata para su nueva Iglesia apóstata? El Vaticano II hace caer el anatema de la Iglesia sobre su cabeza.

Papa Pablo III, Concilio de Trento, sesión 7, canon 13, ex cathedra:
“Si alguno dijere que los ritos recibidos y aprobados de la Iglesia Católica que suelen usarse en la solemne administración de los sacramentos, pueden despreciarse o ser omitidos, por el ministro a su arbitrio sin pecado, o mudados en otros por obra de cualquier pastor de las iglesias, sea anatema.”

Hay otras herejías en los documentos del Vaticano II. Sin embargo, lo que ha sido cubierto debería ser suficiente para convencer a cualquiera de buena voluntad que ningún católico de buena voluntad puede aceptar este concilio herético sin negar la fe. Y no basta con resistir las herejías del Vaticano II; se debe condenar por completo este concilio no-católico y a todos los que obstinadamente adhieren a sus enseñanzas. Porque si una persona rechaza las herejías del Vaticano II, y aún así se considera en comunión con aquellos que aceptan las herejías del Vaticano II, entonces esa persona sigue estando en realidad en comunión con los herejes y, por lo tanto, es un hereje.

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