Al principio, el esquema sobre la Santísima Virgen María era un texto independiente, que daba a María, entre otros títulos, el de Mediadora de todas las Gracias. En una sesión de la Comisión preparatoria, el Cardenal LIENART se opuso a ese titulo, que no obstante fue conservado.
Durante el intermedio de sesión de 1963 el teólogo Karl RAHNER, seguido por sus colegas GRILLMEIER, SEMMELROTH y RATZINGER(si, ese mero), estimo que de ese texto "se seguiría un mal incalculable desde el punto de vista ecuménico"; y desde la apertura de la segunda sesión propusieron reducir el esquema mariano a un simple capitulo del esquema sobre la Iglesia. El pretexto dado era "los excesos de piedad mariana".
Por eso, el 27 de octubre, Monseñor GROTTI, servita y miembro del pre-Coetus, hizo distribuir una refutación de esos argumentos: "El ecumenismo -preguntaba-, ¿Consiste en confesar la verdad o en ocultarla?" Y desarrollando un argumento afirmaba:
"Ocultar la verdad nos perjudica, porque parecemos hipócritas; también perjudica a los que viven separados de nosotros, porque los hace parecer débiles y capaces de ofenderse por la verdad"
Por desgracia, la votación del 29 de octubre de 1963, por 1114 votos contra 1097, otorgo la victoria (mínima, a decir verdad) a los timoratos y a los ecumenistas.
Durante el verano de 1964 el Coetus solicito, en su petición a Pablo VI, que María fuera proclamada Madre de la Iglesia…
"porque, por su caridad materna, Ella quiere todo el bien que quiere su Hijo para su Cuerpo Místico, que es la Iglesia, engendrando así a la Iglesia de principio a fin, y porque la propia Santísima Virgen María, por esa misma caridad, intercede realmente sin cesar por la Iglesia universal o por cada fiel, e incluso por todos los hombres a los que Dios quiere salvar"
Ahora bien, no solo se desprecio esta hermosa teología, sino que, para indignación del Coetus, el texto propuesto para la tercera sesión había suprimido el titulo de "Madre de la Iglesia", pese a los deseos expresos del propio Pablo VI al termino de la sesión precedente. Por eso, Monseñor Gastan LACOMA, miembro del Coetus, reclamo en nombre de ochenta Padres que se volviera a poner ese titulo.
La Comisión de Teología, a pesar de las protestas y de los votos, no lo volvió a poner.
Fue necesario que Pablo VI, el último día de la sesión, 21 de noviembre de 1964, pasando por alto a la oposición, anunciara de propia voluntad que la Santísima Virgen María seria invocada con el titulo de "Mater Ecclesiae".
Aplaudiendo con la mayoría de los Padres este triunfo de un privilegio mariano, el Coetus vio también en el una nueva y oportuna afirmación del primado papal independiente del Concilio.
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